Por: Sergio Martínez Estrada

Mundos de aves e insectos que revolotean y se funden en el gesto casi humano, Amador Montes, joven pintor oaxaqueño, expresa parte de sí mismo tomando como inspiración los momentos más íntimos de su vida en Oaxaca. Imaginativo, juguetón, ávido de explorar y deslizarse en cada curva y trazo de la escritura que con pericia, vuelve un todo visual creando mundos fantásticos, líneas sorpresivas y detalles inmaculados en los cuales se perciben resonancias, movimiento, despliegue de alas y una dirección en el espacio.
¿Es tu primera exposición en la galería Misrachi?
Si, es la primera con ellos, pero también he expuesto en la galería Oscar Román y fuera de México. Estuve en el World Art Festival en Corea, Madrid y Paris, mi experiencia me lleva cada día a tener más claridad para ubicar y registrar lo que me atrae en cierto momento, lo guardo íntimamente para luego verterlo a mi pintura.
Esta muestra que presento en Misrachi forma parte de una trilogía que se llama “Babel”, aquí se exhibe “Babel 1, nadie entiende a nadie”. Cuando me dijeron la fecha de exhibición en la galería, el 11 de septiembre, me pasó un mundo de cosas por la cabeza, los sucesos, la falta de entender y comprender al otro, de ahí la idea principal de la falta de comunicación.
Lo que hice fue una relación más conceptual, en algunos cuadros escribí el nombre Babel y unas líneas que para mi son elementos de construcción. Mi intención era que el catálogo no tuviera referencia alguna hacia Babel, que la exposición tampoco la tuviera y hasta quería citar a la gente un día antes para que se viera que la fecha no era la acordada y fuera todo una falta de comunicación… “Babel 2 invitados efímeros” la voy a presentar tal vez en Guadalajara o en la Secretaria de Crédito Público, aquí en el D.F, y la tercera “Babel la construcción”, será en Oaxaca, son instalaciones de muro y cimbra con obra mía.
¿Te iniciaste en el mundo de la pintura por una cuestión estética o de impacto comercial, qué te mueve para estar en el mundo de las galerías?
Empecé pintando por gusto y pasión, la escuela oaxaqueña te induce a los colores, aire y la forma. El lado comercial y el mundo de las galerías es un proceso que se va dando con el tiempo, un buen día los galeristas se empezaron a interesar en mi trabajo y en mostrarlo a los demás, lo cual es agradable, aunque lo que me emociona profundamente es pintar. Estoy conciente que el trabajo que realizo se tiene que mostrar, no lo puedo retener para mí en el taller, de nada serviría.

Obra del pintor oaxaqueño Amador Montes /Fotografía: María Teresa Adalid
En esta exhibición de 30 piezas, llama la atención los elementos de oro, plata y un mundo de insectos que me recuerda el mundo de Toledo, ¿hay influencias de esto en tu pintura?
Oaxaca ha sido un parámetro importante a nivel nacional e internacional de la pintura contemporánea mexicana, en el caso de Toledo, Tamayo, Rodolfo Nieto, Gutiérrez, Cabrera, entre otros, francamente te digo que si hay una influencia implícita, pero además de eso, Oaxaca está plagada de mundos que puedes hacerlos tuyos, como el caso de los insectos que forman parte de la cultura. Todos los habitantes comemos insectos, convivimos con insectos, de chico juegas con ellos, así que forman parte de tu entorno, crecimiento y vida, por eso considero que es muy práctico que la gente los dibuje, están a la mano. La semana pasada mi hijo traía una cubeta llena de chicatanas, cuando lo vi inmediatamente pensé que eso mismo hacía yo a su edad. El mundo de insectos, bichos y mariposas es Oaxaca, yo sólo lo retomo y le añado letras, tipografía y aerografía para las piezas.
En este mundo pictórico de Oaxaca, ¿qué rasgos son característicos de tu obra?
Que los cuadros son de un Oaxaqueño, todo es real con elementos contemporáneos, no está tradicionalmente estructurada y le añado tipografía que parte de mi lado creativo como diseñador, con eso rompo la rigidez de la escritura, logrando una mezcla con la plástica y elementos oaxaqueños.
¿Por qué la idea de poner elementos de caligrafía?, la letra se vuelve una imagen…
Así es, yo pinto desde los dos años, cuando vuelvo el tiempo atrás y reviso mis dibujos encuentro siempre letras, desde chico junto con mis apuntes escolares emitía algunos dibujos, casas, pájaros, etc, recuerdo que las maestras me enfatizaban por qué echaba a perder el texto con mis garabatos, sin embargo, para mi, había algo me llevaba a poner el dibujo ahí. Ahora que razono las cosas, creo que todo se debe a que lo que veo imposibilitado de dibujar, lo soluciono al escribir porque me desahoga.
¿Qué buscas transmitir al público cuando se encuentra delante de tu pieza, impacto, comprensión o simplemente no te importa nada de eso?
No me interesa tanto que a la gente le mueva algo o se conmocione con mi pintura, de hecho cuando hago un trazo, no lo pienso en pro de agradarle al otro, siempre me fío de mi primer criterio y sobre eso desarrollo mi idea.
Tu manera de presentar la caligrafía no es a la antigüita, ¿qué elementos técnicos utilizas para desarrollar la pintura que oscila entre lo artesano con otras herramientas?
Mis piezas son monocromáticas y no hay muchos colores que sean evidentes. He tratado de buscar elementos como clavos, que registren cosas para después trabajarlas, lo que hago es caminar por las mañanas y encontrar materiales que me sirvan, voy al campo donde se vende fierro viejo y son el tipo de materiales con los que me gusta trabajar. Empiezo elaborando muchas capas de óleo y a través de los tiempos de cocina poco a poco van acentuando el color, sigo trabajando y al final, la pieza queda marcada con detalles, me gusta que la gente vea la pieza y día con día descubra algo nuevo, un destello.

Amador Montes con su obra: Un momento cerca del arroyo /Fotografía: María Teresa Adalid
Los insectos son lo más humano posible, ¿por qué?
Los insectos no son tan reales como puede ser el insecto como tal, mi intención es usar la imaginación y plasmar un gesto, los insectos me parecen muy estéticos, los observo largo tiempo y de este modo me grabo su gesto para plasmarlo, en esta exposición no hay tanto insecto, sólo destaco el escarabajo (risas), aves, pájaros, esto sucede como una metamorfosis. En su momento los insectos fueron muy relevantes para mi, no salía de ellos, pero después me interesó pintar casas, molinos, ahora me inclino por las aves.
¿Cuáles son las diferencias entre el circuito comercial en Oaxaca y el de la capital?
Oaxaca tiene un rango a nivel nacional que me parece interesante, tuve muchos problemas al principio para dejar ir mis piezas, porque no podía amontonarlas en el taller, ese fue mi primer paso y después conseguir proyectos porque si no vendes tu obra, no hay posibilidad económica de hacer más creaciones y por supuesto mejorarlas con buenos materiales. También es necesario, leer, viajar, cultivarse y todo eso cuesta dinero.
¿Cuales son las diferencias entre los maestros de Oaxaca e incluso con Demián flores que está entre chilango-juchiteco, lo que caracteriza a tu generación de los demás oaxaqueños?
Los tiempos que son diferentes, los oaxaqueños jóvenes apostamos a las instalaciones, la pintura a mi gusto es el instante, trabajamos desde otro punto de vista, hasta en la forma de vender los proyectos, porque hemos tomado cursos de cómo organizar un proyecto con los inmigrantes, cuando antes no se sabía ni ponerle precio a la pieza. El oaxaqueño a cambiado la postura plástica como el caso de Demián Flores, Guillermo Olguín, Alejandro Santiago, que tienen más atrevimiento, es un cambio que se ha colocado bien en los rangos de la plástica mexicana, esa característica singular es la que destaco.

Detalle de la pieza La reunion,120x140 cms. Mixta/tela 2008.
¿El tener mayor impacto, mover piezas, quién le pone los precios a un cuadro, participas en eso?
En todo lo posible. Me interesa siempre tener una presentación con exhibición, realizar el catálogo, verificar que las piezas estén en buen lugar para concretar armoniosamente el concepto. El catálogo de Babel por ejemplo, lo cuidé mucho, la idea de vida es más moderna.
Hace rato hiciste un simil de ser pintor en Oaxaca es como ser futbolista en argentina o en brasil por aquello de la competencia, si fueras el director técnico de todos los jóvenes como harías una selección de pintores oaxaqueños y donde jugarías tu, en media, defensa o portero?
Que me pusieran a mi como creativo (risas) lo que es interesante es el cambio.
Creo que contamos con grandes artistas y un clima que incita al arte, pareciera ser que en Oaxaca es fácil sobresalir por la tradición que existe y porque es morada de un artista legendario, pero sucede lo contrario, siempre pongo el ejemplo de que en una exposición realizada en determinado lugar, puede llegar Toledo, Hernández, o alguien más para criticar el cuadro, pueden pedir hasta que lo bajen y preguntar a quién se le ocurrió poner eso ahí. Existen muchos artistas jóvenes talentosos y otros consolidados, el reto es ir navegando para buscar un lugar propio, aproximadamente somos 275 pintores en el centro de Oaxaca y en el momento, en que a alguno se le ocurre pintar, digamos unos lentes, enseguida viene la epidemia de lentes que todos quieren pintar. Por lo tanto quien se queda con el derecho de pintarlos por así decirlo, se decide por escalafones y trayectoria.
¿Qué otra plástica encuentras novedosa?
Lo que sucede en Tijuana me gusta mucho, son conceptuales, el D.F, me gusta por todo el movimiento de trabajo que existe de manera muy profesional, sus procesos y organización. En comparación a veces se podría pensar que en Oaxaca se pintara siempre lo mismo, aunque se lleven rumbos diferentes en la plástica, siempre te vas a encontrar gente que se quedó estacionada en la época de pintar angelitos volando con su misma paleta en una atmósfera muy retro.
¿Qué colores te gustan?
Las tendencias hacia lo blanco, tengo un cuadro de pequeño formato que me gusta porque fue muy delicada y laboriosa su elaboración, es blanco, sobre blanco, sobre blanco, muy difícil que impacte y que yo como artista lo logre…

Cuatro personajes, 120x140cms.Mixta/tela 2008. Amador Montes